jueves, 17 de julio de 2014

A propósito de la desolación...

Los seres humanos somos tan amantes de la tragedia...todo lo trágico nos atrae por naturaleza, bien sea para provocarnos terror o ternura pero tenemos ese morbo hacia ella...tragedia...todos pasamos por momentos trágicos y mientras algunos decidimos enfrentarlos otros simplemente se ufanan de lo grandioso de su tragedia con tal de inspirar algo en alguien más....
A propósito de la tragedia una noche (de las tantas prolongadas) me senté a redactar las siguientes líneas...las titulé Azar y fueron la catarsis de mi tragedia:
Un día despiertas y te preguntas, ¿cómo he llegado a este punto?
Un día despiertas y de pronto todo te parece tan confuso que no comprendes
por qué tu vida se ha convertido en  una mala jugada de ajedrez, que has dejado el trono
para convertirte en el caballo que será sacrificado con tal de ganar la partida.
Que te convertiste en una mala mano en el póquer de un alguien que simplemente se ha ido.
Y te preguntas ¿cómo he llegado a este punto?,  ¿en qué momento me convertí en la marioneta de este circo cuando tengo las habilidades de ser el titiritero?, ¿en qué momento le di autorización a ese alguien de borrar mis virtudes y convertirlas en un cúmulo de reproches? ¿en qué momento cedí?.¿qué fue lo qué pasó?
Y de la fiesta que viviste no han quedado más que vasos rotos, platos sucios,
colillas de cigarro que amenazan con causar un incendio a la menor provocación, murmullos de lo que alguna vez fueron risas, y te preguntas ¿cómo he llegado a este punto? a ser un simple eco más en el repertorio de un perfecto orador que te embaucó con sus retóricas sobre el amor.
Y te preguntas ¿en qué momento tomaste el papel de estribillo en el himno de tu vida, limitando tus participaciones a las repeticiones que ese alguien hacía de ti, entonces te encuentras al borde del declive y te afianzas con todo lo que puedes, con todo lo que tienes y decides que es suficiente; te das cuenta que el único alguien que debe tomar decisiones en tu vida eres tú...
que quien decide el punto final y el inicio de la obra eres tú en realidad y solo te quedan dos caminos armarte de valor y luchar o rendirte; 
Y te das cuenta que ambos caminos son igual de dolorosos con la diferencia que uno te conducirá a un mañana y el otro a la penosa resurrección de muchos ayeres... 

Y estás tan confundido que honestamente no sabes cuál es la mejor opción...

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