Los seres humanos somos tan amantes de la tragedia...todo lo trágico nos atrae por naturaleza, bien sea para provocarnos terror o ternura pero tenemos ese morbo hacia ella...tragedia...todos pasamos por momentos trágicos y mientras algunos decidimos enfrentarlos otros simplemente se ufanan de lo grandioso de su tragedia con tal de inspirar algo en alguien más....
A propósito de la tragedia una noche (de las tantas prolongadas) me senté a redactar las siguientes líneas...las titulé Azar y fueron la catarsis de mi tragedia:
Un día
despiertas y te preguntas, ¿cómo he llegado a este punto?
Un día
despiertas y de pronto todo te parece tan confuso que no comprendes
por qué
tu vida se ha convertido en una mala jugada de ajedrez, que has dejado el
trono
para
convertirte en el caballo que será sacrificado con tal de ganar la partida.
Que te
convertiste en una mala mano en el póquer de un alguien que simplemente se ha
ido.
Y te
preguntas ¿cómo he llegado a este punto?, ¿en qué momento me convertí en
la marioneta de este
circo cuando tengo las habilidades de ser el titiritero?, ¿en qué momento le di autorización a ese alguien de borrar
mis virtudes y convertirlas en un cúmulo de reproches? ¿en qué
momento cedí?.¿qué fue lo qué pasó?
Y de la
fiesta que viviste no han quedado más que vasos rotos, platos sucios,
colillas
de cigarro que amenazan con causar un incendio a la menor provocación, murmullos
de lo que alguna vez
fueron risas, y te preguntas ¿cómo he llegado a este punto? a ser un simple eco
más en el
repertorio de un perfecto orador que te embaucó con sus retóricas sobre el
amor.
Y te
preguntas ¿en qué momento tomaste el papel de estribillo en el himno de tu
vida, limitando tus participaciones a las
repeticiones que ese alguien hacía de ti, entonces
te encuentras al borde del declive y te afianzas con todo lo que puedes, con
todo lo que tienes y decides que es suficiente; te das
cuenta que el único alguien que debe tomar decisiones en tu vida eres tú...
que quien
decide el punto final y el inicio de la obra eres tú en realidad y solo te
quedan dos caminos armarte
de valor y luchar o rendirte;
Y te das
cuenta que ambos caminos son igual de dolorosos con la diferencia que uno te
conducirá a un mañana y el otro a la penosa
resurrección de muchos ayeres...
Y estás
tan confundido que honestamente no sabes cuál es la mejor opción...
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